Artículo rescatado 1992
Siempre se ha
dicho que las necesidades de los diferentes movimientos de las personas dentro
de las ciudades, son tan antiguas como el crecimiento de estas, por eso en este
sentido las LICENCIAS son tan antiguas en sí como la prestación del servicio.
¿Pero y la
figura del Taxista?
¿Podría existir
la licencia municipal del taxi sin existir el operador – taxista?
¿Podría existir
el operador taxista sin existir la licencia municipal?
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Son
dos componentes fusionados que, la falta de alguno de los dos, sería imposible
prestar el servicio público de transportes en las ciudades. Es por ello que la
unión se entrelaza dentro de las obligaciones que tienen los Entes Locales en
dotar de un servicio público esencial de transporte de viajeros, para el INTERÉS GENERAL, donde se atiende las diferentes necesidades en cuanto a la
movilidad de los ciudadanos, residentes o no, en las ciudades. En este sentido
los Ayuntamientos establecen dos modalidades, primero el Servicio Público de
Transporte Colectivo de Viajeros o de proximidad denominado AUTO-BUS y el
segundo el Servicio Público de Transporte Individualizado semicolectivo de viajeros
de puerta a puerta, denominado AUTO-TAXI.
Para
poder empezar a entender con claridad ciertos criterios y el significado de
muchas cosas hay que remontarse a los principios históricos, y mezclar todas
las opiniones existentes, para poder efectuar de una manera clara y concisa la
trayectoria y la evolución de este sector.
Vamos a efectuar
un símil y comenzaremos en la construcción de dos edificios, que con el paso de
los años se irán levantando sus diferentes plantas y sus correspondientes
departamentos.
Desde 1600 a
1899, para poder realizar los diferentes desplazamientos de las personas,
se desarrollaban por tracción animal donde la intervención administrativa se
justificaba a través de Bandos, Ordenanzas y Reglamentos Municipales, que se
refugiaban sobre una edificación pequeña y de planta baja, llamada Rama
de Policía Administrativa.
A partir de 1899
se empieza a levantar más plantas en el edificio Consistorial, donde a día de
hoy tendrá mucha importancia, y sobre todo porque marcan una gran influencia en
el sector del taxis, pues la Licencia y las normas que las regulaban se
establecían en el nuevo departamento denominado
Reglamento de
Policía Urbana, que se encontraba en la Legislación del Régimen
Local de ese momento.
El comienzo del
nuevo siglo XX, año 1900, marca un doble momento histórico de la época,
en primer lugar la novedosa aparición del automóvil y en segundo lugar nos trae
de la mano el nacimiento del Auto-taxi, es decir un 27 de Marzo de 1909, aunque algunos historiadores indican que fue el
28 de Marzo, pero nosotros nos quedamos con el 27 pues nos dan a entender que
apareció dos días después del entierro de Ruperto Chapí, que fue el 25 de Marzo
de 1909. Ante el evento acaecido y el entrelazado que se monta entre los
transportes de tracción animal con el de tracción mecánica, la actuación de la
Administración, se justifica en esta ocasión en base a la nueva denominación
del edificio, bautizado con el nombre de ORDENANZAS DE POLICÍA Y BUEN GOBIERNO,
que irá aumentando de alturas y habilitando tres despachos más en la planta
baja, reglamentándose en:
POLICIA DE CARRETERA,
para la creación de carreteras y su conservación
POLICIA DE SEGURIDAD, para la seguridad de
los automóviles y sus diferentes
características técnicas
POLICIA DE CIRCULACION Y TRAFICO,
para el ordenamiento del transito por las vías públicas de personas y vehículos.
El
Taxi como hoy lo tenemos conceptuado (Tracción Mecánica), y como hemos
indicado, nace
el 27 de marzo de 1909, donde se normatiza una serie de novedades, destacando principalmente, la
impresión de la franja roja longitudinal en el vehículo, el establecimiento de
la obtención de la cartilla municipal para la prestación del servicio, así como
las condiciones de parada y el orden de los mismos en estaciones, hospederías y
fonda.
Así con esta pequeña interpretación empezamos a viajar y cuyo recorrido
hasta la fecha de hoy no deja de sorprendernos, por la cantidad de problemas
que siempre nos acompañan.
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