La fijación de
las tarifas junto a la eficacia, entre comillas, de una reglamentación que se
debe de fundamentar en valores empíricos, se interpreta que el valor de las
licencias, junto a posibles suspensiones y amenazas de revocación, permiten
regular las posibles transgresiones y garantizar una excelente calidad del
servicio a prestar.
Así de esta
manera ya fácil, la reglamentación y la contigentación, se justifican
con argumentos de orden social.
- Seguridad
Pública
- Garantía de
prestación en zonas u horarios
Por ello la
liberalización del sector chocaría frontalmente con un problema el de las
licencias ya asignadas que sería un factor histórico que comporta la existencia
de todo un conjunto de derechos adquiridos.
En la fijación
de la tarifa el que más se beneficia es el usuario, el taxista no cuenta con la facultad del IUS VARANDI, como ocurre en el concesionario público, donde el mismo, permite una corrección, variación o modificación de las condiciones económicas.
Continuará........
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