Una comparación internacional
PorChoong-HoKangMiembrodelaFederación
Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF)
Prólogo
Si
bien el número de las personas que trabajan en la industria mundial de los
taxis es desconocido, teniendo en cuenta que en los Estados Unidos solamente su
número es de unas 300.000, el total mundial de taxistas debe ascender a varios
millones. Los taxis son una parte esencial del sistema de los transportes
públicos, tanto si se trata de limosinas de lujo para el servicio de
aeropuertos como de los humildes “ricksha” motorizados. Los taxistas pueden
ser, entre otros, propietarios-conductores, miembros de cooperativas o
empleados de compañías, que tienen en propiedad varios cientos de vehículos.
En la mayor parte de los casos, tanto su vida laboral como sus ingresos se
encuentran gobernados por normativas establecidas por las autoridades
nacionales o regionales, que también se extienden a las tarifas que pueden
cargar. Aunque no cabe duda de que la seguridad pública exige que los taxistas
observen normas muy estrictas, a menudo, la recompensa recibida por la
provisión de este servicio es baja y sus horarios de trabajo son frecuentemente
muy prolongados, aun en comparación con otros sectores del transporte por
carretera. La industria de los taxis no se ha visto libre de los efectos de la
desreglamentación y de las fuerzas del mercado liberalizado, dogma popular ente
los gobiernos de la década de 1980.
En muchos países, las autoridades
encargadas de la supervisión de la industria de los taxis consideraron que la
ley de la oferte y la demanda era de por sí un mecanismo reglamentario
suficientemente eficaz. Consiguientemente, fueron muchos los intentos de
reforma de la industria sobre la base de la simple aplicación de la disciplina
económica. En muchos casos, esta política constituyó un rotundo fracaso. La
calidad del servicio fue en declive, se incrementaron los conflictos y, todavía
mejor, los trabajadores se vieron obligados a trabajar un número aún mayor de
horas para obtener menos ingresos y con menor seguridad en su trabajo.
Choong-Ho
Kang, ex director de política del Departamento Internacional de la Federación
de Sindicatos de Taxistas de Corea, concluyó recientemente una disertación
sobre “La desreglamentación de los taxis: Una comparación internacional” para
su MSc (Ing.) en la Universidad de Leeds, Reino Unido, también ha preparado
este folleto para todos los sindicatos interesados en mejorar las condiciones
laborales de los taxistas.
1.
Razones para la reglamentación o desreglamentación de los taxis
La
reglamentación en la industria de los taxis
A
finales de los años de 1920 y comienzos de la década siguiente –momento en que
ciertos países capitalistas se vieron afectados por la Depresión-, se introdujo
la intervención gubernamental en la economía de mercado, que siguió
generalizándose hasta los años de 1970, gracias al fortalecimiento de la
reglamentación en el sector privado y de la importancia cada vez mayor del
sector público. Desde mediados de la década de 1970, comenzaron a escucharse
críticas contra la intervención gubernamental en la economía, habiéndose
aducido que resultaba en baja eficiencia y que reducía el poder competitivo de
la industria. Como resultado de ello, se fue implantando en varios países
desarrollados la desreglamentación en el sector privado y la privatización en
el sector público. Esta tendencia adquirió proporciones globales –con inclusión
de países en desarrollo y aun de países socialistas- en las décadas de 1980 y
1990, si bien sus antecedentes y las medidas introducidas variaban
considerablemente. La razón fundamental de la reglamentación era conseguir
eficiencia económica e igualdad social, mediante la restricción del ingreso en
el mercado, el control de los precios y la mejora de la calidad.
Las
características de los taxis varían significativamente de un país a otro en
términos de su porcentaje del mercado, tipo de los vehículos, sistema
operacional, nivel de reglamentación y aun nombre asignado a estos vehículos.
Por regla general, los taxis se clasifican como modo intermedio de transporte
público (para tránsito), hallándose colocados a medio camino entre los
automóviles privados y los autobuses. A pesar de su menor papel y porcentaje
dentro del sistema general de transportes, no cabe duda de que siguen
desempeñando un importante papel en zonas en donde no existen otros modos
apropiados de transporte público y para personas como los discapacitados, cuyo
acceso a otros modos de transporte resulta difícil.
La
reglamentación de la industria de los taxis se introdujo también durante la
década de 1930, particularmente, por medio de una institución de concesión de
licencias, si bien se ha afirmado que su origen se retrotrae a 1635, momento en
que se introdujeron en Londres los coches de alquiler. Posteriormente, se
extendió la reglamentación al control del nivel de las tarifas y a la calidad
de los servicios hasta mediados de la década de 1970, en que se inició la
desreglamentación. A continuación, la desreglamentación comenzó a propagarse
por países tales como los Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Nueva Zelanda,
Japón, Corea y otros.
Razonas
a favor y en contra de la reglamentación.
La
industria de los taxis es, probablemente, uno de los sectores más polémicos,
con argumentos a favor y en contra. De acuerdo con algunos autores, la
industria debería desreglamentarse a fin de conseguir una mayor eficiencia
económica, mientras que otros defienden que la reglamentación debe seguir en
pie, en aras de la seguridad pública y de la protección del consumidor. Al
mismo tiempo, los puntos de vista de las compañías explotadoras y de los
conductores se encuentran en conflicto. Los defensores de la desreglamentación
sugieren que la desreglamentación del ingreso en el sector y de las tarifas
podría reportar al consumidor beneficios tales como una mayor disponibilidad,
tarifas más bajas y mejor servicio. Además, defienden que la desreglamentación puede
promover la innovación dentro del sector, con la introducción de diversas
opciones de precio-servicio y nuevos tipos de servicio, tales como taxis de
trayecto compartido.
Los
defensores de la reglamentación consideran que el ingreso libre en el sector
puede llevar a una excesiva oferta de taxis, que podría conducir a una salvaje
competición entre compañías y entre conductores. Como consecuencia de ello, es
posible que se produzca un deterioro en las condiciones de trabajo y que se
debiliten los cimientos de la industria. También defienden que la
desreglamentación podría incrementar las tarifas y empeorar la calidad del
servicio. En la Tabla siguiente, se presenta una comparación de las razones a
favor y en contra.
Tipo
y razones a favor y en contra de la reglamentación de los taxis
Tipo
A
favor de la reglamentación
Restricción del ingreso
Mantiene el equilibrio entre la oferta y la demanda
Impide una competición excesiva
Mitiga la congestión del tráfico
Facilita el control de la calidad
Protege la prima de licencia en existencia
Mantiene el equilibrio entre la oferta y la demanda
Impide una competición excesiva
Mitiga la congestión del tráfico
Facilita el control de la calidad
Protege la prima de licencia en existencia
En
contra de la reglamentación
La reglamentación cuesta dinero
Posibilidad de captura reglamentaria
Eliminación de la prima de licencia
Los automóviles privados de alquiler no están reglamentados
Posibilidad de captura reglamentaria
Eliminación de la prima de licencia
Los automóviles privados de alquiler no están reglamentados
Tarifas
A favor de la reglamentación
Dificultad de competir en precio, debido al sistema de “el
primero en entrar, el primero en salir” aplicado en las paradas de taxis
Presión ascendente sobre precio por precio – demanda inelástica. Se consigue equidad entre zonas
Se protege al consumidor al impedir la explotación
Se mantiene el orden público en las paradas de taxis
Presión ascendente sobre precio por precio – demanda inelástica. Se consigue equidad entre zonas
Se protege al consumidor al impedir la explotación
Se mantiene el orden público en las paradas de taxis
En
contra de la reglamentación
Las
tarifas de los automóviles privados de alquiler no están controladas
El mercado producirá unja solución más eficiente sobre precios sin control
No existe garantía alguna de que la autoridad reglamentaria fijará la tarifa correcta (captura reglamentaria)
El mercado producirá unja solución más eficiente sobre precios sin control
No existe garantía alguna de que la autoridad reglamentaria fijará la tarifa correcta (captura reglamentaria)
Tipos
de reglamentación
La
forma más típica de reglamentación del ingreso en el sector es el sistema de
concesión de licencias, que lleva consigo, diversos métodos para fijar el
número de licencias, tales como:
-Techo
arbitrario, fijado mediante la congelación del número de licencias para
satisfacer la demanda.
-Empleo
de una relación para determinar el número de licencias. Este sistema está
generalmente basado en la población de la zona donde se realiza el servicio.
-El
solicitante deberá demostrar la necesidad, antes de que se proceda a la
extensión de una nueva licencia.
-Sistema
de franquicias, por el que la autoridad concede el derecho de operar un número
determinado de vehículos a contrata, con determinados cargos.
-Criterios
mínimos, en el que el acceso al mercado se halla condicionado a que el operador
cumpla con normas mínimas por cuanto al vehículo, seguro, formación profesional
y conocimientos del conductor, disponibilidad para el servicio, número mínimo
de taxis por compañía, etc. Algunos de estos criterios pueden ser muy estrictos
y representan una considerable barrera para el ingreso en el mercado.
El
control de las tarifas adopta dos formas, a saber, la especificación del nivel
de la tarifa y la reglamentación de su estructura. El control sobre el nivel de
las tarifas puede ir desde el establecimiento de la tarifa máxima permitida o
fijación de una tarifa mínima, hasta la especificación de la tarifa exacta a
cargar. Si las tarifas si fijan a un nivel excesivamente bajo, se esperará que
las compañías explotadoras abandonen la industria. Por el contrario, si se
establece un nivel demasiado alto, es posible que se incrementen los beneficios
de la industria y que aumente el número de taxis. El control de la estructura
de las tarifas incluye su diferenciación de acuerdo con la hora del día,
combinación entre tiempo y distancia del desplazamiento y cargos adicionales
por equipaje u ocupación múltiple del vehículo.
La
reglamentación de la calidad del servicio lleva consigo la supervisión de la
adecuabilidad del vehículo y de la calidad del conductor en términos de su
educación y conocimientos de la zona. En algunos países, se exige que se
encuentre a la vista de los pasajeros el nombre del conductor o el número del
vehículo o ambos, a fin de que el pasajero pueda presentar una queja, caso de
que se produzca alguna violación de las normas. Las compañías explotadoras
están obligadas a proporcionar el servicio en todo momento y en todas las zonas
o a pertenecer a un centro radiotelefónico de reservas, para asegurar una elevada
disponibilidad de servicio. Otros importantes elementos en la reglamentación de
los taxis pueden ser los derechos de monopolio, que consisten en la franquicia
exclusiva para organizar servicios de taxis en una zona geográficamente
limitada y en el derecho exclusivo a ofrecerse en alquiler. A fin de excluir a
otros vehículos que no tienen permitido ofrecerse en alquiler, tal vez sea
necesario que los taxis puedan identificarse fácilmente, mediante la adopción
del vehículos o distintivos específicos.
2.
Implantación de la desreglamentación de los taxis
USA
Por
regla general y en la mayor parte de los estados de los Estados Unidos, la
industria de los taxis ha estado reglamentada por los gobiernos municipales y,
consiguientemente, tanto el contenido como el grado de reglamentación carecen,
en la práctica, de uniformidad. Esto no obstante, existen ciertos elementos
comunes por cuanto a la reglamentación aprobada en la mayor parte de las
ciudades, s saber, restricción de ingreso, control de tarifas mediante la imposición
de tarifas máximas y reglamentación de la calidad mediante la introducción de
normas de servicio.
A
finales de la década de 1970 y comienzo de los años 80, se produjo una
importante desreglamentación económica en la mayor parte de las industrias del
transporte a nivel federal. Ello llevó a una eliminación total o parcial de la
reglamentación económica en la industria de los taxis para 1985 en22 ciudades,
en las que los mercados de las solicitudes de taxi por teléfono alcanzaban del
70 al 80% del mercado total de los taxis. Las principales ciudades afectadas
fueron San Diego, Seattle, Phoenix, Atlanta, Portland, Sacramento, Kansas City
y Milwaukee, Tucson en Arizona, Oakland y Fresno en California y Raleigh en
Carolina del Norte.
En
New York, en donde el número de taxis amarillos había permanecido fijo
(11.787), de conformidad con el sistema de licencias de medallón, se permitió
el alquiler de taxis en 1979. Posteriormente, la mayor parte de los taxis se
alquilaban a otros conductores sobre la base de turnos dobles o de
“subalquiler” lo cual hizo que, en 1993, solamente 3.670 taxis fueran
conducidos por el propietario del medallón y, de entre ellos, el 20% se
encontraban asimismo alquilados a un segundo conductor. De conformidad con el
contrato de alquiler, un conductor debe pagar al propietario una cantidad fija
por cada turno o semana, debiendo responsabilizarse por los gastos
operacionales. Por otra parte, el propietario tiene garantizados beneficios
estables, sea cuales fueren la cantidad de tiempo de trabajo o los ingresos del
conductor. Durante 1996/1997, la ciudad de New York extendió unos 400 nuevos
medallones, mediante subasta al precio del mercado.
A
pesar del fracaso en multitud de ciudades desde finales de los años 70 a
comienzos de la década de 1980, siguen en marcha nuevos debates sobre la
desreglamentación de los taxis, siendo probable que, en la década actual, se
produzca la desreglamentación del sector en ciudades tales como Indianápolis
(1994), Houston (1995), Denver, Hartford y Boston, etc.
Reino
Unido (Inglaterra)
En
1992, el número de taxis en Londres ascendía a 16.500, con unos 30.000 más en
el resto de Inglaterra. También había en dicha fecha unos 100.000 automóviles
privados de alquiler en toda Inglaterra, 40.000 de ellos en Londres. El
porcentaje de conductores propietarios autónomos es del 60% aproximadamente, de
la flota de taxis de Londres y aún más alto en el resto del país.
En
Inglaterra, hay más de 300 autoridades encargadas de la concesión de licencias,
a saber, la Policía Metropolitana de Londres y, en el resto del país, los
consejos metropolitanos o de distrito. Las características de la concesión de
licencias de taxis en Inglaterra difieren considerablemente de una zona a otra,
puesto que las autoridades municipales cuentan con un considerable margen de
discreción a la hora de administrar el sistema, si bien la legislación básica
fuera de Londres es uniforme. Al mismo tiempo, el sistema de concesión de
licencias en Escocia e Irlanda del Norte es totalmente distinto del vigente en
Inglaterra, mientras que Gales sigue el sistema adoptado en Inglaterra.
Por
regla general, y con la excepción de Londres, los controles sobre el número de
licencias y sobre las tarifas afectan a los taxis, pero no a los vehículos
privados de alquiler, si bien es cierto que la normativa sobre calidad tiene aplicación
a ambos tipos de vehículo. Las autoridades pueden revocar una licencia si se
producen ciertos delitos, particularmente, delitos que pueden poner en peligro
la seguridad de los pasajeros (delitos de conducción, crimen violento u
hostigamiento sexual). Valga señalar que, si bien no se ha impuesto en Londres
un control sobre el número de taxis, los exámenes sobre el conocimiento de la
zona son tan estrictos que actúan a manera de impedimento de entrada.
Como
resultado de la Ley de Transportes de 1985, se produjo una desreglamentación
parcial, que facilitó el ingreso en la industria de los taxis, al eliminar la
discreción absoluta de las autoridades municipales al conceder las licencias. Además,
la Ley permite a los consejos de distrito la introducción de taxis compartidos,
cuando el 10% de los titulares de licencia del distrito así lo solicitan por
escrito. La Ley introdujo también la posibilidad de explotar los taxis a manera
de vehículos de servicio público, sin cesar en su función como taxis.
Esto
no obstante, no se eliminaron las restricciones de ingreso en todas las
autoridades municipales y, en 1991, el 54% de las mismas seguían imponiendo
restricciones numéricas. Además, y a pesar de la tendencia hacia la
liberalización del ingreso en el sector, va en aumento el número de consejos
que tienden a utilizar la reglamentación de las tarifas.
Suecia
Inmediatamente
antes de la desreglamentación, Suecia contaba con unos 12.000 taxis en todo el
país que, en su mayoría, eran pequeñas compañías con uno o dos permisos. Se
introdujo legislación por la que se forzaba a dichas compañías a pertenecer a
un centro radiotelefónica de reservas, que hacía de servicio mediador y
negociaba con las autoridades la adquisición de servicios para requisitos
públicos. La industria sueca de los taxis había estado sujeta a diversas
reglamentaciones sobre el ingreso, tarifas y servicios, hasta que se produjo su
desreglamentación en 1991 (otros modos de transporte habían sido sometidos a
una intensa desreglamentación en 1963). El número de taxis en cada parada se
hallaba limitado a la cantidad requerida para satisfacer la demanda esperada en
la zona para la que tenían licencia, quedando su servicio restringido a dicha
zona. La decisión sobre tarifas se realizaba a nivel del gobierno central
(Ministerio de Transportes antes de 1980 y Consejo Asesor sobre el Transporte
Nacional, a continuación) y era uniforme para todo el país. Además, la ley
limitaba el número de centros de reservas a uno en cada zona de explotación y
tanto las compañías como los conductores debían obtener una licencia de
conductor de taxis.
Sin
embargo, la Ley sobre Política de Transportes de 1990 –que promovió una
desreglamentación aún mayor en el transporte público- hizo que la
desreglamentación se extendiera también a los taxis. Dicha desreglamentación se
llevó a cabo en cinco etapas:
-Eliminación
de las barreras para el ingreso, lo cual permitió que las compañías
explotadoras contaran con el número de taxis por ellas deseado, -Eliminación
del control sobre las tarifas, de forma que las compañías pudieran fijar sus
propias tarifas. Abandono del requisito de que todos los taxis debieran
pertenecer a un centro radiotelefónico de reservas, habiéndose establecido
centro de propiedad pública que competían con los centros de propiedad privada
en existencia.
-Eliminación
de las zonas de explotación geográficamente restringidas, y -Eliminación de la
reglamentación estricta sobre horarios de trabajo.
Además
del sistema de concesión de licencias en vigor, se volvieron a introducir
ciertas normas encaminadas a asegurar la calidad del servicio. Se exigió, por
ejemplo, que tanto los conductores como las compañías explotadoras se
sometieran a evaluación para establecer si eran personas aptas, mediante
investigación de sus antecedentes penales y, desde 1994, el conocimiento de la
zona de operación se ha transformado en un requisito para poder ser taxista.
Nueva
Zelanda
Al
igual que Suecia, Nueva Zelanda es un país típico en el que la
desreglamentación de la industria de los taxis se produjo simultáneamente en el
entero país, contra lo ocurrido en los EEUU y en el Reino Unido, en donde la
desreglamentación de los taxis se fue introduciendo a un nivel más local. Con
anterioridad a la desreglamentación de 1989, el Gobierno central (Ministerio de
Transportes) imponía una reglamentación estricta sobre la industria de los
taxis por cuanto al ingreso en el sector, tarifas y calidad del servicio.
En
1989, el número de licencias de taxis se redujo de 3.2465 a 2.762 (454
vehículos se hallaban en manos de 9 compañías de la zona metropolitana de
Wellington). Ello se debió a que raramente se extendían nuevas licencias, como
resultado de la existencia de un estricto requisito de asistir a una audiencia
pública, en la que las autoridades evaluaban la necesidad de extender nuevas
licencias. En diciembre de 1987, había 78 niveles distintos de tarifas. La
fijación del nivel de las tarifas corría a cargo del Secretario de Transportes,
sobre la base de los costes más los gastos de explotación, gastos permanentes,
salarios y un 10% de beneficios, con un sistema nacional de indización. También
se impusieron controles de la calidad sobre los vehículos, competencia del
conductor y rendimiento de las compañías explotadoras.
La
desreglamentación se introdujo mediante la Ley sobre concesión de licencias
para servicios de transportes de 1989, en la que los taxis y limusinas se
definen como pequeños vehículos para el servicio de pasajeros, se elimina
cualquier restricción sobre el número de licencias para el servicio de
pasajeros y se permite que las compañías explotadoras fijen sus propias
tarifas. Sin embargo, permanecieron en vigor y aun se incrementaron los
controles sobre la calidad. Se requiere, por ejemplo, de una nueva compañía que
publique un anuncio en un periódico aprobado y que se someta a evaluación para
establecer si el solicitante es persona apta para la realización del servicio,
comprobándose si posee antecedentes penales y si ha cometido delitos de
transporte. La obtención de licencias por parte de los conductores de los
llamados “pequeños vehículos de pasajeros” se halla asimismo sujeta a
verificación de los antecedentes penales y de conducción, exigiéndoseles
también que cuenten con un certificado de primeros auxilios. Además, tanto las
compañías de taxis como los conductores están sujetos a un sistema de puntos
por el que el titular de la licencia quedará descalificado por un período de
cinco años, si acumula un total de 200 puntos o más en el espacio de dos años.
Japón
En
Japón, la industria de los taxis cuenta con dos tipos de licencia, a saber,
taxis de compañías y taxis privados. En 1995, el número de taxis a nivel
nacional ascendía a 255.984 (49.955 en Tokio) de los 209.607 (31.403 en Tokio)
eran taxis explotados por 7.030 compañías (231 de ellas en Tokio).
El
marco de la reglamentación de los taxis estaba basado en la Ley del Sector del
Transporte en automóvil de 1930, habiéndose controlado el número de licencias
desde 1955 mediante el mantenimiento de cierto equilibrio entre la oferta y la
demanda. También se ha mantenido bajo control el sistema de tarifas, de
conformidad con el principio de que deberían aplicarse por igual a todos los
pasajeros, sin provocar una competición injusta entre las compañías
explotadoras. Existen 77 bloques distintos de tarifas a nivel nacional,
hallándose en manos de las autoridades municipales la fijación del nivel y
estructura de las tarifas, teniendo en cuenta los gastos de explotación y los
beneficios. Las compañías, conductores y vehículos se hallan sujetos a normas
de calidad tales como una distancia máxima de conducción de 365 km al día en
Tokio, horarios de trabajo y períodos de descanso para los conductores, etc.
Además, en 1971, se estableció el centro de modernización de taxis de Tokio,
que ha impuesto la auto aplicabilidad de las normas de calidad, junto con la
inspección, educación y registro de conductores de taxis.
El
Gobierno ha venido fomentando la relajación de la reglamentación de los taxis,
a la luz de las reformas administrativas introducidas a comienzos de la década
actual. El sistema de tarifas se diversificó en muchos sectores, permitiendo la
introducción de distintos niveles y estructuras solicitados por compañías
individuales e introduciendo en 1997 un sistema de tarifas zonales, por el que
las compañías pueden ajustar arbitrariamente los niveles de las tarifas dentro
del 10% de la tarifa máxima establecida por la autoridad. Por otra parte, desde
1993, el sistema de control de licencias –que mantiene el equilibrio entre la
oferta y la demanda- ha ido relajándose, haciendo posible el aumento o
reducción en el número de vehículos en un 5% del total de los vehículos
propiedad de cada compañía. Al mismo tiempo, en 1994-1996, se produjo una
reducción en el número de zonas de explotación, que pasó de 2.317 a 1.911,
gracias a la fusión de zonas adyacentes. En 1997, el Gobierno decidió
intensificar la desreglamentación, relajando la normativa en existencia,
política que sigue en marcha, a pesar de la intensa oposición de los
sindicatos. Los pasos adoptados han sido:
-Relajar el control sobre el mantenimiento del equilibrio
entre oferta y demanda, con el propósito de abolirlo en algunos años.
-Permitir la fijación de niveles de tarifas por debajo de la gama (10% del límite superior) y eliminar en el futuro el límite superior de las tarifas.
-Reducir el número de zonas de explotación en el 50% en tres años, de forma que su número sea inferior a 1.000 en toda la nación.
-Reducir el tamaño mínimo de las flotas en las licencias de las compañías explotadoras a menos de 10 vehículos a partir de 1997.
-Permitir la fijación de niveles de tarifas por debajo de la gama (10% del límite superior) y eliminar en el futuro el límite superior de las tarifas.
-Reducir el número de zonas de explotación en el 50% en tres años, de forma que su número sea inferior a 1.000 en toda la nación.
-Reducir el tamaño mínimo de las flotas en las licencias de las compañías explotadoras a menos de 10 vehículos a partir de 1997.
Corea
del Sur
La
estructura de la industria de los taxis en Corea del Sur es similar a la de
Japón, estando constituida por taxis de compañías y por taxis privados. En
1997, el número total de vehículos a nivel nacional era de 215.787 (68.518 en
Seúl) de los que 87.403 (22.050 en Seúl) eran taxis explotados por un total de
1.814 compañías (260 de ellas en Seúl).
Desde
1961, había venido aplicándose un sistema estrictamente regulado de concesión
de licencias para el ingreso en el sector. Dichas licencias carecen de límite
temporal, permaneciendo en vigor, a no ser que sean revocadas o temporalmente
suspendidas, en casos de violación flagrante. También pueden ser heredadas por
el cónyuge o descendiente del propietario original. El Gobierno ha venido
regulando las tarifas, mediante el establecimiento de su nivel y estructura de
manera uniforme en todo el país.
La
normativa más importante sobre la calidad del servicio puede que sea la
prohibición del cualquier tipo de alquiler, exigiéndose que la licencia sea
directamente utilizada por el titular de la licencia. Esto no obstante, no se
ha eliminado todavía por entero el sistema de alquiler, que ha sido el tema más
polémico, junto con el bien conocido sistema salarial basado en comisión.
Además, se han introducido normas importantes sobre la calidad del servicio,
tales como límites en la edad del vehículo utilizado y la imposición
obligatoria de días no operacionales para los vehículos.
Sin
embargo, desde 1993, gran parte de la normativa aplicable a la industria de os
taxis se ha visto relajada y aun desreglamentada, existiendo otras normas que
se encuentran en vías de desreglamentación. En 1993, se procedió a la
desreglamentación parcial de los requisitos para la obtención de licencias,
mediante la eliminación del capital mínimo requerido y la relajación del tamaño
mínimo de las flotas. Al año siguiente, la fijación de tarifas pasó del
gobierno central a las autoridades municipales. Además, y en nombre de la
reforma reglamentaria, se trató de introducir una serie de normas de
desreglamentación o relajación de las normas de calidad, entre las que se
contaban la limitación de la edad de los vehículos utilizados y la norma sobre
días no operacionales de los vehículos, política que provocó intensa oposición
por parte de los sindicatos. En 1993, el Gobierno relajó también las
condiciones que restringían la concesión de licencias a taxis privados, lo cual
parece haber incrementado la tendencia ya generalizada del alquiler de los
taxis de compañías.
Australia
(Adelaida)
En
Australia, la industria de los taxis funciona de manera independiente en cada
estado y, por consiguiente, las características de la reglamentación difieren
de un estado a otro. Además, cada estado puede reglamentar y/o desreglamentar
el sector, mientras que, a nivel nacional, el Gobierno central está impulsando
una vasta gama de medidas de desreglamentación, de conformidad con la reforma
nacional de la competición. En el estado de Australia Meridional, el Gobierno
estatal había venido reglamentando la industria de los taxis desde 1956, con lo
que no se extendieron nuevas licencias hasta comienzos de la década actual. Sin
embargo, en 1991, comenzaron a extenderse licencias adicionales y se abolió la
limitación numérica de los automóviles de alquiler, decisión que fue seguida
por una nueva reforma reglamentaria en 1994, basada en la Ley del transporte de
pasajeros.
Adelaida
–capital estatal de Australia Meridional- permitió el alquiler, que habían
estado prohibido desde 1955, mediante la introducción de un principio de
concesión de licencias por el que las licencias se concederían únicamente a una
persona o compañía cuya principal ocupación fuera la explotación de taxis. Esta
política fue puesta en práctica, paso a paso, durante la década de 1980, de la
manera siguiente:
-Los
explotadores de taxis y cónyuges enfermos o incapacitados para explotar su
negocio personalmente, podían alquilar la licencia si habían estado en posesión
de la misma por un mínimo de 15 años y cuando el propietario hubiera alcanzado
la edad de 60 años después de 1985.
-Se eliminó la restricción general sobre la edad, requiriéndose solamente diez años de servicio continuo a partir de 1987.
-A partir de 1989, el período de servicio continuo quedó reducido a cinco años.
-Todas las restricciones de alquiler desaparecieron como parte de un conjunto de medidas de desreglamentación de 1991. Al mismo tiempo, se abandonó el requisito de que los propietarios de taxis debían tener como su ocupación exclusiva o principal la industria de los taxis.
En
1997, el número total de taxis en la totalidad del país ascendía a 11.146, de
los que 1.011 pertenecían a Australia Meridional y 4.293 a New South Wales.
Irlanda
(Dublín)
Hasta
1992, el número de taxis de Dublín había quedado congelado a 1.835, como
resultado de los controles de ingreso introducidos en 1978. El aumento
experimentado en 1992 fue de 139 solamente, mientras que el número de vehículos
privados de alquiler aumentó rápidamente de unos 800 a 3.000 entre 1992 y 1997.
Valga señalar que, si bien existen algunos operadores con licencias múltiples,
la mayoría cuentan con una sola licencia, que debe renovarse cada tres años y
es transferible. Existen asimismo controles sobre las tarifas, especificándose
la tarifa por distancia viajada, tarifa por minuto de espera y otros cargos
fijos por equipaje y por horas insociales. Se aplican en la industria normas de
calidad tanto a los vehículos como a los conductores. Los conductores, por
ejemplo, deben hallarse en posesión de una licencia de vehículo de servicio
público y deben estar disponibles para trabajar 40 horas por semana, sin estar
empeñados en ninguna otra ocupación que pueda impedir su eficiencia.
En
1995, el Gobierno central (Departamento del Medio Ambiente) transfirió a las
autoridades municipales algunos de los poderes relativos a la reglamentación de
la industria de los taxis, tales como el establecimiento de zonas de taxímetro,
concesión de licencias a taxis y vehículos de servicio público, la
determinación del número de licencias, la estructura de las tarifas de los
taxis y otros. Sin embargo, el sistema general de reglamentación de los taxis en
Dublín se encuentra altamente fragmentado, debido a que tanto el ingreso en la
industria como las tarifas se encuentran reglamentados por cuatro autoridades
distintas, mientras que las normas de calidad caen bajo la responsabilidad de
la Oficina de Transportes.
A
comienzos de 1998, el Ayuntamiento de Dublín decidió extender 200 nuevas
licencias de taxis con accesibilidad para carritos de ruedas y aumentar las
tarifas. Estas nuevas licencias se están extendiendo a un precio muy inferior
al de su coste comercial actual en el mercado.
Países
Bajos
La
industria de los taxis se hallaba estrictamente reglamentada por una autoridad
de establecía el número de compañías, la envergadura de la flota de vehículos y
el número de conductores requerido para la operación de taxis en cada zona. Las
autoridades municipales extendían nuevas licencias, aplicándose criterios
diversos de una región a otra, mientras que la fijación de las tarifas corría a
cargo del Gobierno. A comienzos de 1997, el Gobierno decidió llevar a cabo la
desreglamentación gradual de la industria de los taxis, de acuerdo con o
siguiente: en 1998 se introdujo un sistema nacional de concesión de licencias a
compañías, licencias a conductores de taxis y certificados de inspección de
vehículos sistema que experimentará una nueva relajación a partir del año 2000,
a fin de coordinar la oferta y la demanda. Desde el año 2000, tendrá aplicación
una tarifa nacional máxima y se permitirá que las compañías determinen sus
propias tarifas. En dicho año, se procederá también a la unificación de las
zonas actuales de explotación en el entero país y se abolirá el sistema actual
de tarifas y licencias, aunque permaneciendo en vigor las normas relativas a la
calidad.
3.
Situación después de la desreglamentación
Resultados
de los países desreglamentados
La
desreglamentación de la industria de los taxis ha producido resultados muy
diversos, como resultado de las diferencias en las medidas introducidas en los
diversos países. Sin embargo, en general, el número de licencias ha aumentado
significativamente en los países en donde se han relajado o eliminado las
normas relativas al ingreso en el sector y, en muchos casos, se ha observado un
deterioro en la calidad del servicio prestado. La estructura de la industria es
hoy día más fragmentada, debido fundamentalmente al enorme incremento en el
número de taxistas individuales y de pequeñas compañías. Al mismo tiempo, las
condiciones, horas de trabajo e ingresos de los conductores e han empeorado,
sin que existan indicios de que se ha conseguido mejorar la productividad y la
rentabilidad.
Los
cambios en el nivel de las tarifas no fueron uniformes, habiendo aumentado en
algunos países y caído en otros. Y aunque se observó la introducción de nuevos
servicios en algunos casos, la innovación dentro de la industria ha sido
inferior a lo esperado. En las tablas que aparecen en las páginas 22, 23, 24,
25 y 26, se encontrarán datos más minuciosos sobre la desreglamentación en
diversos países.
Efectos
de la desreglamentación
Número
de taxis
País (ciudad)
Número de licencias (período)
Australia (Adelaida)
Japón
Nueva Zelanda
Suecia
Usa (Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino Unido (Inglaterra)
Rápido aumento en el número de automóviles de
alquiler (1991-1997)
Aumento de 1500 (1993-1996)
Desde 1989 a 1994, el número de compañías aumentó en
un 46% y los taxis en un 48%
Aumento de más del 30% (1990-1991)
Durante el período de ingreso libre, aumento del 83%
San Diego, aumento del 127%
Seattle, aumento del 33%
Los taxis aumentaron en un 47%.
El
aumento en los automóviles de alquiler fue del 56% (1986-1991)
Tal
como cabía esperar, la eliminación de las restricciones de ingreso en la
industria resultó en un aumento significativo en el número de taxis, lo cual
llevó a una mejora en la disponibilidad del servicio. Entre 1989 y 1991, el
número de taxis en Suecia pasó de 12.000 a más de 16.000. en Nueva Zelanda, el
número de taxis aumentó de 2.762 a 4.079 entre 1989 y 1994, habiéndose caso
duplicado en ciudades importantes tales como Estocolmo y Wellington. Sin
embargo, el índice de aumento varió de una ciudad a otra, aun dentro del mismo
país, tal como podrá apreciarse en los casos de tres ciudades de los Estados
Unidos, debido a diferencias en el nivel anterior de la oferta y en los
requisitos para la obtención de licencias.
Por
otra parte, el número de taxis experimentó un ligero aumento solamente en
aquellos países en donde la reglamentación del ingreso permaneció en pie o
solamente se relajó parcialmente, tal como en Inglaterra, Japón e Irlanda
(Dublín) y Australia (Adelaida). Por el contrario, el número de automóviles
privados de alquiler experimentó un aumento más rápido en algunos países, por
ejemplo, pasó de 50 a más de 900 en Adelaida (1991-1997), de 800 a más de 3000
en Dublín (1992-1997) y aumentó en más de 12.000 en Corea del Sur entre 1993 y
1994.
Nivel de tarifas
País (ciudad)
Nivel de las tarifas
Australia (Adelaida)
Japón
Nueva Zelanda
Suecia
Usa (Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino Unido (Inglaterra)
Mantenidas en línea con el índice de inflación
Diversificadas; introducción de tarifas zonales
Reducción en las grandes ciudades; modesto aumento en ciudades pequeñas
Aumento en los primeros años después de la desreglamentación, reducción posterior
Aumento en todas las ciudades
Ninguna diferencia marcada (aumento gradual en zonas restringidas)
Nivel de las tarifas
Australia (Adelaida)
Japón
Nueva Zelanda
Suecia
Usa (Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino Unido (Inglaterra)
Mantenidas en línea con el índice de inflación
Diversificadas; introducción de tarifas zonales
Reducción en las grandes ciudades; modesto aumento en ciudades pequeñas
Aumento en los primeros años después de la desreglamentación, reducción posterior
Aumento en todas las ciudades
Ninguna diferencia marcada (aumento gradual en zonas restringidas)
No
se produjo un cambio uniforme en las tarifas en todos los países
desreglamentados y, en muchos casos, su estructura se diversificó. En los EEUU
la tarifa media experimentó un aumento medio del 12% en las ciudades
desreglamentadas, en comparación con las ciudades reglamentadas. En Nueva
Zelanda, si bien las tarifas aumentaron ligeramente en ciudades pequeñas,
experimentaron un descenso en las grandes ciudades, en términos del precio
real. En Suecia, se observó un aumento en las tarifas cargadas en la mayor
parte de las grandes ciudades en el período inmediatamente posterior a la
desreglamentación, para experimentar una reducción significativa en años
posteriores. Estas diferencias pueden explicarse de la manera siguiente: Las
tarifas pueden aumentar debido a la existencia de una demanda relativamente
inelástica de servicios de taxis, cárteles e indemnización por reducción en los
ingresos o restricción anterior. Sin embargo, es posible que las tarifas se
reduzcan por factores tales como ajustes de beneficios monopolísticos
anteriores, eliminación del valor de la licencia y competición implacable.
Calidad
del servicio
País (ciudad)
Calidad del servicio
Australia (Adelaida)
Japón
Nueva Zelanda
Suecia
Usa (Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino Unido (Inglaterra)
Ligera reducción en los tiempos de espera.
Ningún indicio de cambios significativos
Calidad del servicio
Australia (Adelaida)
Japón
Nueva Zelanda
Suecia
Usa (Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino Unido (Inglaterra)
Ligera reducción en los tiempos de espera.
Ningún indicio de cambios significativos
Reducción
en los tiempos de espera; empeoramiento en la calidad de los conductores
Aumento en el número de quejas; empeoramiento en la calidad de los conductores
Carencia de indicios de competición, ligera reducción en los tiempos de espera
Deficiente aplicación de la calidad; menor número de paradas de taxis
Aumento en el número de quejas; empeoramiento en la calidad de los conductores
Carencia de indicios de competición, ligera reducción en los tiempos de espera
Deficiente aplicación de la calidad; menor número de paradas de taxis
No
resulta fácil afirmar si la calidad del servicio se mejoró o empeoró, puesto
que los resultados varían de acuerdo con los criterios utilizados. En aquellos
lugares en donde el número de taxis aumentó significativamente y la mayoría de
ellos pertenecía a centros radiotelefónicos de reservas, se experimentó una
reducción en los tiempos de espera. Tal fue el caso en Nueva Zelanda y en
Australia (y aun quizá también en Suecia). Se introdujeron nuevos tipos de
servicios de taxi en países tales como Suecia, Nueva Zelanda y Japón. Por otra
parte, la calidad de los conductores experimentó un marcado empeoramiento en la
mayor parte de los países en donde se eliminaron las restricciones de ingreso
en la industria y, en particular, en aquéllos en los que se permitió o se
generalizó el alquiler, tal como en New York, Adelaida y Corea del Sur.
En
general, la calidad del servicio se halla relacionada con el nivel de la
normativa sobre la calidad, esperándose que las normas de calidad sean
inferiores en los mercados desreglamentados, en comparación con los mercados
reglamentados, tal como puede apreciarse en el caso de Inglaterra. Además, la calidad
del servicio puede verse asimismo afectada por la calidad de los conductores
que sirven normalmente a los clientes. Se produjo también un deterioro en la
calidad de los conductores en la mayor parte de los países desreglamentados,
debido, fundamentalmente, al rápido incremento en el número de nuevos taxistas.
Cambios
en la industria
País
(ciudad)
Estructura
industrial
Innovación
en la industria
Australia
(Adelaida)
Japón
Nueva ZelandaSuecia
Nueva ZelandaSuecia
Usa
(Phoenix, San Diego y Seattle)
Reino
Unido (Inglaterra)
Aumento
rápido en el alquiler; aparición del mercado de gestión de alquiler
Importante
reducción en el número de áreas operacionales
Menor
concentración en grandes ciudades, excepto en Wellington
Dominio
de las pequeñas compañías; aumento de la productividad
Reducción
en la concentración; mayor cambio de operadores
La
composición en el número de taxis/automóviles de alquiler no ha cambiado
Ningún
nuevo servicio
Línea
azul en Tokio; taxis con carrera compartida
Introducción
de nuevos servicios; entrega de correo, publicidad
Aumento
en el número de vehículos con más asientos; sectores especializados
Ningún
nuevo servicio
El
incremento en el número de taxis llevó a una intensa competición entre
compañías y aun entre conductores, situación que resultó en una menor
productividad y rentabilidad, tal como ha sido posible apreciar en Suecia,
Nueva Zelanda y EEUU. En ciudades estadounidenses desreglamentadas tales como
San Diego y Phoenix se produjo el ingreso y la desaparición constante de
pequeñas compañías explotadoras de taxis, mientras que, durante el período de
1991 a 1995, se produjo en Suecia la quiebra de más de 1000 compañías, entre
las que se contaban todas las que explotaban más de 10 vehículos. Es posible
que la reducción en la rentabilidad afectara la calidad del servicio, el nivel
de las tarifas y las condiciones de trabajo de los conductores. En la mayor
parte de los países desreglamentados, tuvo lugar una reducción en el predominio
de las grandes compañías de taxis, debido, fundamentalmente, al considerable
aumento en el número de los operadores de un solo taxi o de
conductores-propietarios privados. Esto quiere decir, naturalmente, que se
produjo una mayor fragmentación de la industria. Por cuanto respecta a las
innovaciones dentro del sector, en algunos países se introdujeron nuevos tipos
de servicios de taxi, tales como vehículos para 6-8 pasajeros en Suecia,
camionetas-taxi y taxis para ejecutivos en Nueva Zelanda y taxis azules en
Japón. No se observó ninguna innovación apreciable en la industria de los taxis
en los EEUU, Inglaterra o Australia.
Condiciones
de trabajo
País (ciudad)
Condiciones de los
conductores
Australia
(Adelaida)
Japón
Nueva ZelandaSuecia
Nueva ZelandaSuecia
Usa (Phoenix, San
Diego y Seattle)
Reducción salarial
del 13% (1987-1996)
No han indicios de
cambios significativos
Extensión de las
horas de trabajo
Introducción de
salarios a comisión; incremento en las horas de trabajo y pérdidas de salarios
fijos.
En San Diego,
reducción de los ingresos en un 30%
Tal
como ya hemos mencionado, la reducción en la rentabilidad llevó a un
considerable deterioro de las condiciones de trabajo de los conductores
(salarios y horas de trabajo) en la mayor parte de los países desreglamentados,
debido a que el incremento en la competición forzaba a los conductores a trabajar
por más horas, para compensar por la reducción en los ingresos, tanto si se
trataba de conductores autónomos como empleados. En Suecia, por ejemplo, el
sistema salarial para los conductores empleados se convirtió en un sistema a
comisión y las horas de trabajo de los conductores-propietarios se extendieron.
En muchos casos, los ingresos de los conductores experimentaron un descenso.
El
alquiler afectó gravemente las condiciones de trabajo de los conductores en
aquellos lugares en los que se permitieron o relajaron las normas sobre
alquiler, tal como ha podido apreciarse en ciudades como New York y Adelaida y
en Corea del Sur. En Adelaida, por ejemplo –en donde el número de taxis
alquilados pasó de 70 en 1989 a 527 (54% del número total de taxis) en 1998 los
salarios de los conductores sufrieron una reducción del 13% en términos reales
desde 1987 a 1996. Bajo este bien conocido sistema, los conductores se ven
forzados a obtener nuevos ingresos mediante la extensión de sus horas de
trabajo y aun a costa de violaciones tales como conducir sin el debido cuidado,
negación de servicio, cargos excesivos y otras. Este deterioro de las
condiciones de trabajo resulta en una reducción de la calidad del servicio.
DesReglamentación
Como
consecuencia de lo que podríamos llamar “efectos secundarios”, volvieron a
introducirse ciertas normas, que habían sido anteriormente eliminadas, como
parte del proceso de la desreglamentación. En Seattle, por ejemplo, la
desreglamentación llevó a un aumento en el número de licencias, lo cual resultó
en un considerable deterioro de la calidad del servicio (engaños con respecto a
las tarifas, negativa a realizar carreras cortas, trato descortés de los
pasajeros, luchas en las paradas y en el aeropuerto, etc. En San Diego y
Phoenix, la desreglamentación produjo una competición excesiva entre las
compañías y un trasiego constante de compañías que entraban y salían
constantemente de la industria. En los Estados Unidos, la casi totalidad de las
22 compañías que habían desreglamentado el sector (a excepción de 4 solamente)
han vuelto a reglamentar los taxis poco después, mediante la imposición de
límites al ingreso en el sector y el establecimiento de tarifas máximas. En New
York –ciudad en la que se produjo un empeoramiento de la calidad del servicio,
como resultado de la generalización del sistema de alquiler- la autoridad
reglamentaria (TLC) introdujo nuevas normas por las que se prohibía el alquiler
de las licencias de medallón individuales a partir de 1990 y, desde 1998, se
podría revocar o suspender las licencias, si el conductor era hallado culpable
de un número excesivo de violaciones.
En
Suecia, la calidad del servicio se empeoró considerablemente, el número de
quejas de los pasajeros fue en aumento y se produjeron aun robos por parte de
los conductores de taxis, situación que resultó en la reintroducción de 1994 de
nuevas normas sobre los requisitos que los conductores debían satisfacer. En
Nueva Zelanda, el ingreso en la industria de una multiplicidad de nuevos
conductores hizo que muchos de ellos estuvieran faltos de la preparación
requerida. Debido a ello, se volvió a introducir la prueba de conocimiento de
la zona, junto con algunos requisitos cualitativos adicionales, tales como el
despliegue de tarjetas de identidad, que tal vez incrementaran los gastos
reglamentarios.
En
Adelaida, y como resultado de las observaciones realizadas durante el proceso
de relajación de las normas sobre alquileres, se esperaba que se produjera un
empeoramiento de la calidad del servicio, al ser menores los beneficios
reportados por los conductores. Así, pues, se introdujeron normas relativas a
la calidad, tales como inspecciones en la vía pública por inspectores que
pretendían ser clientes y uniformes obligatorios para los conductores. En
Corea, se introdujo en 1997 un nuevo sistema de gestión de recibos, a fin de
erradicar el sistema de alquiler y el sistema de salarios a comisión. Además,
el Gobierno se halla estudiando la posibilidad de prohibir del comercio en
licencias individuales de taxis recientemente concedidas.
La
mayor parte de los países que eliminaron o relajaron las normativas sobre el
ingreso en la industria o sobre tarifas (Reino Unido y Japón, entre otros)
mantuvieron las normas sobre la calidad en la forma de requisitos relativos a vehículos,
conductores y compañías explotadoras. En Nueva Zelanda –país en el que se
eliminaron por completo las normas sobre ingreso en la industria y sobre
tarifas- se fortaleció la normativa sobre la calidad.
4.
Como hacer frente a la desreglamentación e la industria de los taxis
Los
resultados de las consecuencias de la desreglamentación en los distintos países
parecen indicar que no han sido particularmente beneficiosas ni para el
consumidor, ni para las compañías explotadoras y conductores. En muchos casos,
la desreglamentación ha llevado a un incremento en las tarifas y a una
reducción en la calidad del servicio. Los ingresos de las compañías y
conductores han disminuido y no se han producido innovaciones de importancia en
la industria, cuya estructura experimentó una mayor fragmentación, como
consecuencia del mayor número de operadores individuales y del alquiler de los
taxis.
Consiguientemente,
el ingreso en el sector debería estar de algún modo reglamentado, a fin de
conseguir una mayor calidad y una mejora en la seguridad del servicio.
Esto
no obstante, es probable que el sistema reglamentario actualmente en existencia
deba transformarse, en aquellos aspecto en que produce graves inconvenientes
para los clientes, debido a la menor disponibilidad del servicio, calidad
inferior o tarifas más altas. Se trata de una reforma reglamentaria o de una
relajación de la reglamentación, más bien que de una desreglamentación,
pudiendo sugerirse aquí ciertas medidas de carácter general:
-Relajación
del sistema de concesión de licencias, que fija el número de los taxis, cuando
la oferta es considerablemente inferior a la demanda; -Flexibilización del
sistema de tarifas, mediante la fijación de límites máximo y mínimo por parte
de un organismo público;
-Introducción de un sistema de abandono del mercado, mediante el sistema de revocación de licencias o un sistema de renovación periódica de las mismas, con la vista puesta en una mayor calidad; y -Prohibición estricta del comercio en licencias y del sistema de alquiler, tras compensación por pérdida del valor de la licencia.
-Introducción de un sistema de abandono del mercado, mediante el sistema de revocación de licencias o un sistema de renovación periódica de las mismas, con la vista puesta en una mayor calidad; y -Prohibición estricta del comercio en licencias y del sistema de alquiler, tras compensación por pérdida del valor de la licencia.
El
aspecto más importante en todo esto es considerar las condiciones inherentes de
la industria de los taxis en la ciudad o país en cuestión, siendo ésta la razón
por la que es posible que las medidas de las reformas reglamentarias puedan
variar de un país a otro. Valga señalar, sin embargo, que la normativa sobre la
calidad ha permanecido inalterada o se ha fortalecido en aquellos países en los
que se han eliminado o relajado las normas sobre el ingreso en el sector o
sobre las tarifas. Además, la industria de los taxis volvió a reglamentarse en
algunos países, poco después de su desreglamentación, como resultado de sus
“efectos secundarios”. Cuanto antecede viene a ilustrar que la
desreglamentación de los taxis debería realizarse con gran cuidado, teniendo en
cuenta las amplias y variadas consecuencias de dicho proceso.
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