Dos
Mundos (Discurso con motivo del Centenario del taxi en Madrid)
Ayer el Ayuntamiento de Madrid celebró el Centenario del Taxi en el
Parque del Buen Retiro con una (excelente) exposición fotográfica, un libro
conmemorativo y la presencia inaugural del Alcalde de Madrid Alberto Ruiz
Gallardón y el Concejal de Seguridad y Movilidad Pedro Calvo.
En la ronda de discursos salimos a la palestra el Presidente de la
Federación Profesional del Taxi (que habló de la crisis que atraviesa el
sector), el Presidente de la Asociación Gremial del Taxi (que habló de la
crisis que atraviesa el sector), y yo (que hablé de besos, estrellas y lunas).
Por último, intervino el Alcalde Gallardón (en cuyo discurso, y dicho
sea de paso, tuvo la gentileza de dedicarle unas palabras a este blog).
A continuación, el audio escrito de la foto adjunta (imagínenla, pues,
con mis labios en movimiento):
“Los taxistas, durante estos cien
últimos años, nos hemos movido entre dos mundos: El mundo frontal y el inverso.
Frontalmente, desde nuestra butaca en primera fila, hemos sido testigos de un
Madrid en constante movimiento; un Madrid atónito, expectante, boquiabierto;
como con ganas de cien años más. Un Madrid que vive y mata, que hiere y cura,
que abarca y aprieta. Un Madrid que siempre sueña y nunca duerme. Un Madrid
libre y ocupado.
Por su parte, el mundo inverso del taxista, aquel que sucede detrás y a
través del espejo retrovisor, podría ayudarnos a entender mejor el dónde, el
por qué, el para qué y el cuándo del viajante urbano en función de su origen,
su destino o su conversación anónima. Y es que en cada trayecto, cada mínimo
gesto de cualquier usuario podríamos entenderlo como una pieza más en el
engranaje oculto de la ciudad. Una pieza única e imprescindible que, unida a
otras, permite que todo encaje; que el mecanismo social funcione. Así, por
ejemplo, si una pareja se besa en el asiento trasero de mi taxi, me estará
diciendo sin palabras, y a través del espejo, que en Madrid cabe el amor; que
Madrid no se podría entender sin la química del beso. O quizás si un niño
dibuja con el dedo estrellas y lunas aprovechando su ventanilla empañada, me
estará mostrando, sin querer, las ganas que todos tenemos de expresarnos como
hacen los niños, de ser únicos en una ciudad única. Por eso, al menos una vez
cada cien años, está bien juntarnos y hacer balance de todos esos besos
esparcidos por los asientos traseros de los taxis de Madrid, o de todas las
estrellas y las lunas dibujadas con el dedo en nuestras ventanillas y así
llegar a comprender la importancia poética de la profesión más profundamente
urbana y, por extensión, la más bella del mundo”.
Nota: Pese a mis sabidas diferencias respecto a la gestión de este
Ayuntamiento agradezco sinceramente su invitación, así como el trato y el
cariño que me ha mostrado su equipo (lo cortés, no quita lo valiente). Gracias
también a Olga, de la Gaceta del Taxi, por enviarme la foto que
ilustra este post.
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