El gerente del Consorcio, José Manuel Pradillo,
explica a Madridiario que los grandes
ejes de mejora serán cuatro: más calidad, nueva tecnología, mejora del servicio
y la mejora en la gestión y renovación de los vehículos. En primer lugar, las
empresas que gestionan el servicio van a tener que implantar un plan de calidad
que hará que cobren de acuerdo al servicio que den al usuario. La puntualidad,
la limpieza de los coches o el grado de ocupación influirán como
indicadores de calidad en la retribución que reciban. "Les daremos un año
(2010) para implantar los sistemas de medida. Rodaremos el sistema otro más
(2011) para ver el punto del que partimos y a partir de ahí lo
aplicaremos", resume.
El siguiente punto, que este digital ya les adelantó, es la tecnología. En dos años, los autobuses informarán al usuario sobre recorrido y la próxima parada mediante imagen y voz (ésta en el interior) y se instalarán cámaras de vigilancia en todos los vehículos de la red nocturna. A la hora de subir, el conductor podrá expender los billetes sencillos para aquellos usuarios que aún no utilicen el nuevo abono transporte sin contacto, cuya implantación también sufragarán las concesionarias. En las paradas más importantes de cada línea -o en aquellas que en las que haya correspondencia con otros recorridos- se instalarán paneles y tecnología que permitirán al usuario saber en directo -o en su teléfono móvil- cuánto tardará en llegar su autobús.
Autobuses con electricidad
Los cambios van a tocar de lleno a los propios vehículos. A 31 de diciembre de 2011, los autobuses con más de 10 años se retirarán del servicio y todos deberán tener rampas y piso bajo para los usuarios con movilidad reducida. Progresivamente, hasta 2014, deberán cumplir cada vez normas más estrictas en cuanto a reducción de emisiones contaminantes. Ya en 2015 se producirá el gran cambio: los autobuses híbridos de combustible fósil y electricidad.
La mejora es
indiscutible", concluye.
Cambios en las líneas
Cuando comience esta gran revolución, el Consorcio está decidido a platear una reestructuración de las líneas actuales con el fin de "eliminar progresivamente las prohibiciones de tráfico y primar la explotación conjunta de líneas coincidentes". En definitiva, evitar que un autobús de una concesionaria no pueda coger pasajeros o dejarlos en el recorrido que 'pertenezca' por derechos de explotación a otra, y acabando así con la imposibilidad de que el viajero no pueda subir o bajar cuando quiera. Respecto a los conductores, las empresas deberán dar a sus empleados cursos de conducción en condiciones difíciles (con inclemencias meteorológicas, por ejemplo) e implantar medidas que faciliten la incorporación de la mujer y la contratación de personas con discapacidad.
El plan de modernización, como explica José Manuel
Pradillo, es la cuarta pata del nuevo transporte público de Madrid que
constituyen los intercambiadores, los carriles
Bus-VAO y el
esperando Plan de
Cercanías. Si todos
ellos salen adelante, el transporte colectivo por carretera dará tal
"vuelco" y será tan competitivo que dejará de ser, como el
Consorcio Regional de Transportes quiere, el hermano pobre del sistema de
transportes de Madrid.
Concepción Gutiérrez del Castillo (Jaén, 5 de
febrero de 1954), cumple esta semana su primer año como secretaria de Estado de
Transportes. El 16 de abril de 2009 se embarcó en el nuevo proyecto de Fomento
encabezado por el gallego José Blanco,
dentro de una profunda remodelación del Gobierno de España. Con la crisis como
telón de fondo, tira de su amplia experiencia política y apuesta por la sostenibilidad
como garantía de futuro. Sabe que, en Galicia, Fomento tiene un nombre.
¿Cómo se compagina la actual crisis
con la necesidad de tener un transporte de garantías? ¿En qué medida afectarán
los recortes económicos al desarrollo de las ciudades en este sentido?.
El sistema de transportes ha sido y seguirá
siendo un pilar básico de la economía y del desarrollo social. En estos
momentos el reto es que sea uno de los motores para salir de la crisis y para
impulsar un modelo de economía sostenible. Tenemos que desarrollar un sistema
de transportes bajo en emisiones de carbono, porque ésa es una condición de
futuro. Con toda seguridad, una vez superada la crisis crecerá el intercambio
de bienes y la necesidad de mayor movilidad, y por tanto de transporte, para
los ciudadanos. Para dar respuesta a esa demanda se debe reforzar la
interoperabilidad y favorecer un ajuste de los distintos modos, para que en
cada caso sea posible optar por el más eficiente y sostenible, y el que
provoque menor huella de carbono. Para ello, hemos de apostar por la innovación
y las nuevas tecnologías, claves para la calidad de los servicios y su
accesibilidad.
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