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Bloombergrg / LONDRES (31-01-2008)
Lee Rogers, un taxista londinense, sabe
cómo tomar una ruta alternativa por calles secundarias para llegar a la
estación de King's Cross en el corazón de la ciudad. 'En realidad no es tan
difícil desentrañar las calles'', asegura Rogers, de 38 años, a quien llevó
cuatro años y medio conseguir el permiso para poder conducir uno de los
clásicos taxis negros de Londres. 'Es ahí donde el conocimiento entra en
juego, cuando uno sabe qué calles secundarias tomar''.
Ese famoso conocimiento, o familiaridad
requerida con las calles de la ciudad, contribuye a que el servicio de taxi
de Londres sea mejor que el de otros centros financieros importantes, según
muchos viajeros de negocios. No obstante, la superioridad tiene su precio,
porque las tarifas en Londres son alrededor del doble de las de Nueva York y
Tokio. Así, los servicios de taxi permiten a los ejecutivos llegar a sus
citas de negocios; a los que van al teatro, llegar a su casa por la noche y a
la gente que sale de compras transportar sus adquisiciones.
También son un icono clave en la imagen que
los visitantes se forman de la ciudad, asegura Graham Hodges, ex taxista y
autor de libro Taxi! A
Social History of the New York City Cabdriver' (Taxi! Historia
social del taxista neoyorquino). 'Los viajes en taxi de y hacia aeropuertos,
oficinas y por toda la ciudad dejan una impresión duradera'', señala Hodges,
ahora profesor de Historia en la Universidad Colgate en Hamilton, estado de
Nueva York
.
Los taxistas de Londres, que cobran unas 9
libras (12 euros) por un viaje de tres kilómetros, conducen vehículos que
cuestan 47.000 euros. 'Son amables, sus vehículos son buenos y saben cómo
llegar a todos lados'', afirma Howard Wheeldown, analista de BGC Partners.
'El problema es que son verdaderamente demasiado caros''. En un análisis
hecho por Bloomberg, los taxis de Londres, que ahora sólo fabrica la empresa
del Reino Unido Manganese Bronze Holdings Plc en Shanghai, China, y Coventry,
Inglaterra, quedaron en primer lugar por el espacio que hay en el asiento
trasero para poner las piernas, la capacidad para pasajeros, el conocimiento
de los conductores, la seguridad y la eficiencia en el uso del combustible.
Nueva York, que como Londres tiene una
flota 'libre de humo'', quedó por encima de las otras dos ciudades por tener
las tarifas más baratas y ofrecer el mayor número de viajes por semana.
Tokio, por su parte, tiene el mayor número de taxis por cada 1.000
residentes, y el mayor número de pagos con tarjeta de crédito.
Entre la cortesía japonesa y la profesionalidad
inglesa
En Tokio los taxistas usan guantes blancos
y cubren a los pasajeros con un paraguas al entrar y salir de sus vehículos
cuando llueve. Muchos utilizan cubiertas blancas en los asientos y las
cabeceras. 'Los taxistas más educados están en Tokio'', señala Ed Rogers,
director de Rogers Investment Advisors de Tokio, que lleva diez años viviendo
en Japón. En Londres, en donde la mayoría de los taxistas son locales, los
conductores estudian un promedio de 40 meses para obtener los conocimientos
requeridos para conseguir una licencia. 'En Londres, es una profesión'', dijo
Oddy. 'En muchos otros países, se lo ve como algo que uno hace mientras busca
un mejor empleo''
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