Madrid estudia crear nuevos aparcamientos de residentes
Botella espera tiempos
mejores para convertir en plazas el agujero bajo Santo Domingo
La falta de demanda
frena 18 nuevos estacionamientos
La plaza de Santo Domingo está hueca. Bajo
el cemento, ocupado generalmente por casetas de mercadillo, yacen las ruinas
del que hace medio siglo fue el primer aparcamiento público de Madrid. El exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón rescató en 2007 esa zona,
sustituyendo las tres plantas sobre rasante del estacionamiento por una plaza
en varios niveles, con parterres y parques infantiles. Su intención era enterrar los coches en plantas
subterráneas.
Pero la crisis se llevó por delante el
proyecto, del que ahora solo queda un gigantesco agujero en las entrañas de la
plaza, y una rampa de acceso clausurada con ladrillos, un candado herrumbroso y
una pila de basura.
Este proyecto frustrado ilustra el
estancamiento que afecta a los aparcamientos públicos. Entre 2008 y 2010
salieron a licitación 18, que sumaban 5.281 plazas. Todos quedaron desiertos.
El Ayuntamiento estudia ahora impulsar un puñado de nuevos estacionamientos.
El aparcamiento de Santo Domingo abrió en
1959 con 300 plazas. Costaba 1,5 pesetas. Nada más llegar a la alcaldía, en
2003, Gallardón (PP) renovó la promesa que había hecho cuatro años antes como
presidente de la Comunidad de Madrid de tirar abajo las tres plantas en
superficie para construir una plaza. El
objetivo: “Adecuar el entorno urbano a la estética municipal”. Gallardón
aseguró que no se perdería ninguna de las 567 plazas que tenía, pues se
construirían dos plantas subterráneas además de la existente.
La empresa que gestionaba el aparcamiento
pidió una indemnización por las obras que el Ayuntamiento se negó a abonar,
procediendo en su lugar a la expropiación de la concesión (que expiraba en
2018). La Comunidad de Madrid estableció un justiprecio de 12,96 millones de
euros, que incluía cinco locales comerciales y el despido de 11 empleados.
Tanto el Ayuntamiento como la empresa recurrieron, y el Tribunal Superior de
Justicia rebajó en marzo de 2011 el precio a 11,14 millones. Esa cantidad se
sumó en cualquier caso a las obras, que costaron 7,2 millones (800.000 euros
más de lo previsto). Empezaron en 2006 y terminaron justo para las elecciones
de mayo de 2007 (que Gallardón ganó).
A preguntas del edil de UPyD Jaime de
Berenguer, el Ayuntamiento ha desgranado las diferentes fases de este proyecto.
El aparcamiento previsto bajo la plaza empezó a menguar nada más comenzar las
obras. Primero en número de plazas: de 567 a 366. Luego en rapidez: se
descubrió que sufría aluminosis, y hubo que tirar abajo su estructura, lo que
retrasó un año las obras.
En febrero de 2007 se cambió el proyecto
para convertirlo en un aparcamiento de residentes. El Ayuntamiento renunciaba
así a cobrar un canon de 10 millones por la concesión. Pero ni por esas: se
licitó en junio de 2009 y quedó desierto. “Las empresas pequeñas no tienen
acceso al crédito, y las grandes buscan proyectos mayores”, explica el director
general de Aparcamientos, Mariano González. “Las circunstancias han cambiado y
no a mejor sino a peor desde 2007…”, añade. “Cualquier opción pasaría por un
nuevo análisis de la demanda de residentes en esa área”, cierra.
Esos análisis son una práctica habitual,
pero los resultados de un tiempo a esta parte son descorazonadores. En
noviembre de 2010, por ejemplo, el Ayuntamiento envió a vecinos una carta:
“Consciente de la problemática del aparcamiento en el centro, se va a promover
un aparcamiento en la plaza de la Provincia”. Quería pulsar el interés
potencial por alquilar durante 40 años una plaza por 38.000 euros (las de Santo
Domingo se ofrecieron en 2007 por 28.000 euros). Iba a ser un aparcamiento
robotizado de 72-120 plazas. La demanda no debió resultar satisfactoria, porque
no se supo más del proyecto.
En 2007, Gallardón había concurrido a las
elecciones con la promesa de construir 12.000 nuevas plazas para residentes. En
la actualidad, el Ayuntamiento gestiona a través de la empresa Madrid Movilidad
seis aparcamientos de rotación, cinco de residentes y dos mixtos. “Es una línea
de negocio que se está consolidando por el incremento de la gestión directa”,
afirma un Gobierno local que precisamente ha seguido el camino inverso en
servicios públicos como bibliotecas, polideportivos o centros culturales,
apostando por la gestión indirecta (es decir, ceder la explotación a empresas
privadas). Madrid Movilidad tiene previsto gastar 2,9 millones en sus
aparcamientos de rotación, por los que ingresará a cambio 5,7 millones. De
hecho, desde 2010 ha asumido la gestión de cuatro más (avenida de Portugal, que
es mixto; Jacinto Benavente, Almagro y Marqués de Salamanca, de rotación).
Respecto a las plazas de residentes, sigue
habiendo disponibles en todos excepto el de Ginzo de Limia. Ejemplo de las
dificultades para colocarlas es Serrano, donde quedan aún plazas, pese a que el
precio, 30.000 euros, es muy inferior al mercado libre. A ese aparcamiento (que
explotan empresas privadas) “le pilló de lleno la crisis”, según González, que
calcula que un 20% de plazas (500) siguen sin colocar.
“Se han hecho multitud de estudios de
demanda y análisis de factibilidad, pero han quedado desiertos”, explica. “Pero
probablemente hay zonas en la almendra central con demanda potencial”. No para
construir aparcamientos de rotación, pero sí mixtos. “Serían actuaciones
quirúrgicas, no masivas”, puntualiza.
¿Dónde? En Nuevos Ministerios, en el tramo
conocido como Telescopio, donde las obras del metro dejaron un hueco perfecto
(se intentó: no fructificó). En Las Tablas, junto al complejo de Telefónica. O
en la zona de Alcántara, en el distrito de Salamanca, donde un solar vacío se
emplea ahora para aparcar en superficie de forma improvisada y provisional.
El problema no es solo en encontrar
empresas interesadas, sino fijar condiciones “equilibradas”. Es decir, que el
Ayuntamiento no tenga que indemnizar al operador si no se venden las plazas
previstas, y tampoco pierda dinero si de repente la situación remonta y con
ella el negocio.
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