martes, 29 de octubre de 2002

Taxi, la oficina ambulante

Taxi la oficina ambulante.
 
Expansión

Más de setenta mil personas se ganan la vida conduciendo un taxi en España. El oficio de taxista, una de las profesiones más recurrentes para los emprendedores, es perfecta para los amantes de la autonomía.

Los profesionales del volante alaban la independencia que les da ser su propio jefe y conducir su propia oficina, pero aseguran que cada vez es más difícil conseguir un sueldo digno. Tener una licencia de taxi cuesta más de sesenta mil euros.

Conocen las calles de la ciudad casi mejor que la casa en la que viven, son capaces de encontrar atajos que nadie pudo descubrir antes, evitan los atascos como auténticos profesionales y dominan el arte de los recursos humanos. Son los taxistas, un colectivo vital, pero no siempre reconocido.
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Conducir un taxi se ha convertido en la profesión perfecta para los que necesitan encontrar un empleo, pero adoran la libertad. Como contrapartida, los taxistas se ven obligados a trabajar más de diez horas al día para rentabilizar su oficio, al que cada vez es más difícil acceder. Las comunidades autónomas tienen un límite de licencias de taxi que se negocian en el mercado con precio libre.

En las grandes ciudades, donde el sector sufre de saturación, el coste de las licencias se reduce considerablemente. "En Madrid, las licencias se venden entre 70.000 y 75.000 euros", dice "el portavoz" de la Federación Profesional del Taxi de Madrid. El sector del taxi cuenta aún con un gran potencial de crecimiento en las pequeñas provincias, donde el precio de las licencias puede llegar a multiplicarse por dos. "En ciudades como San Sebastián o Málaga los precios son muy superiores a los de Madrid y Barcelona".

A la licencia, el taxista añade la compra del coche, que debe renovarse cada diez años. Además, los profesionales tienen que contar con un carné especializado y superar un examen escrito para conseguir el permiso municipal.

Saturación

Los taxistas madrileños son los que más sufren la saturación del sector. "No hay ninguna ciudad en España que tenga tantos taxis por habitante. En Estados Unidos, con más ciudadanos, hay muchos menos taxis". Los profesionales se quejan del exceso de horas que deben dedicar para conseguir un sueldo digno. "Nos vemos obligados a trabajar entre catorce y dieciséis horas diarias". Los taxis permanecen en marcha durante cinco jornadas a la semana.

Descansan un día laborable -marcado en la carrocería del automóvil- y dieciocho horas del fin de semana. "Los mejores días para trabajar son los viernes y los sábados por la noche, cuando la gente sale".

El portavoz no quiere mencionar el sueldo de los taxistas, pero, según cálculos estimados, los profesionales madrileños pueden ganar alrededor de 120 euros brutos al día. A esta cifra hay que descontar los arreglos del coche y los impuestos. El 98 por ciento de los taxistas que trabajan en Madrid son autónomos. "En una hora de trabajo, podemos conseguir unos doce euros. Sin embargo, una hora de taller nos cuesta entre 30 y 36 euros".

El mundo del taxi es una de las profesiones más reivindicativas que existen. Los taxistas luchan por su reconocimiento y llevan años tratando de que sus condiciones laborales mejoren. "Como en todas las profesiones, hay gente a la que le gusta su trabajo. Pero la mayoría lo ve como la única vía de futuro".

En los últimos meses, los profesionales del volante han intensificado la batalla por la seguridad. Los taxistas se reunirán mañana ante la madrileña Puerta del Sol para reclamar la instalación de GPS subvencionados en los coches. Este sistema conecta el automóvil con las autoridades y permite localizar al taxi ante una situación de peligro.

Las barreras entre conductor y cliente para garantizar la seguridad no satisfacen, sin embargo, a un colectivo que disfruta del trato humano. "Nos gusta hablar con la gente", dicen los taxistas.

Además, los profesionales consideran que las tarifas son excesivamente bajas. "El Ayuntamiento de Madrid no quiere subir las tarifas por encima del IPC y nosotros reclamamos un incremento del nueve por ciento".


El manual del buen taxista

1. Para conseguir una licencia del taxi, es necesario contar con el carné BTP, que se consigue en cualquier autoescuela.

2. Un año después, los interesados tienen que pasar un examen para obtener la cartilla municipal. En una prueba escrita, los futuros taxistas deben demostrar su conocimiento sobre los recorridos y reglamentos de la ciudad en la que van a trabajar.

3. El último y más costoso paso es la compra de la licencia, cuyo precio varía considerablemente entre una ciudad y otra. Su coste casi siempre supera los sesenta mil euros. Málaga y San Sebastián son dos de las ciudades más caras de España.

4. Los autónomos del taxi pueden trabajar tantas horas como quieran. Sin embargo, tienen que descansar un día entre semana -siempre el mismo- y una jornada del fin de semana.

5. Los expertos aseguran que el colectivo del taxi se ve obligado a trabajar más de diez horas al día para hacer rentable el coste de la licencia y el vehículo.

6. Los profesionales del taxi pueden ganar alrededor de 120 euros brutos al día. En una hora, consiguen una media de doce euros.

7. Los conductores tienen la obligación de renovar el coche cada diez años. La media de renovación es de seis años y medio.

8. Madrid, con dieciséis mil licencias, es una de las ciudades del mundo con mayor número de taxis por habitante.

9. En España hay más de setenta mil taxis en circulación. La mayor parte se concentran en Madrid y Cataluña.

10. El 98% de los taxistas son autónomos. En Madrid hay cinco mil conductores que trabajan de empleados para los dueños de las licencias.

11. En la mayoría de los casos, sólo se puede conseguir una licencia por titular. Los dueños de las licencias no pueden tener otro trabajo. 
La licencia sólo se puede vender cinco años después de obtenerse.

12. La mayoría de los taxistas de Madrid tiene entre 40 y 50 años

Treinta años al volante
 
Luis Prieto, de 55 años, nunca se ha arrepentido de iniciar la aventura del taxi. Al volante por las calles madrileñas desde 1975, Luis no es el ejemplo del profesional desgastado y poco motivado por su trabajo.
 
Reconoce las dificultades de su oficio, pero mantiene la ilusión del primer día y nunca olvida que el taxi le ha dado la libertad y autonomía que siempre quiso. Hace treinta años, Luis trabajaba como transportista. Cansado de estar siempre fuera de casa, se lanzó al mundo del volante urbano.

Comenzó de asalariado, pero pronto descubrió que quería ser su propio jefe. "Me gustaba la independencia y por eso me decidí a tener mi taxi". Luis compró la licencia por quinientas mil pesetas (tres mil euros) de las de entonces. El coche le costó 285.000 pesetas (1.712 euros). "Hoy todo ha subido mucho y la licencia me hubiera costado bastante más", afirma.

"El precio de las licencias depende de la oferta y la demanda. En algunas ciudades, el coste puede alcanzar los 120.000 euros". Este profesional del asfalto está satisfecho con su oficio. "No me arrepiento. En un año amorticé el negocio y creo que no compensa estar asalariado". Desde 1975, ha tenido cuatro coches. Luis ha vivido muchas épocas y no olvida la excesiva dependencia del mundo del taxi con los ciclos económicos.

"Hemos vivido años muy duros. Cuando hay crisis lo primero que evita la gente son los viajes en taxi. Ahora notamos algo la desaceleración, pero no tanto como en otras épocas. Dependemos mucho de los ciclos económicos". Luis asegura que su profesión también está estrechamente ligada con el factor suerte. "Hay días en los que tienes muchos clientes y otros en los que, en las mismas circunstancias, no van bien las cosas". Tras casi tres décadas al mando de un taxi, Luis tiene claro que prefiere trabajar durante el día.

"A pesar de los atascos, prefiero el día debido a la inseguridad que te da la noche. El tema de la seguridad es un problema muy importante que nos preocupa bastante a todos los taxistas". De los días de la semana, Luis elige el viernes. "Es el mejor porque la gente sale, aunque insisto en que depende mucho de la suerte".

Las mejores carreras son las que consiguen eludir el tráfico excesivo. Algunos destinos, como el aeropuerto y las estaciones de autobuses, son los más deseados por los taxistas porque la tarifa que cobran es superior. Luis tampoco se queja de las propinas, pero asegura que la llegada del euro las ha suavizado.

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