Núm. 346 julio 2025 - La Gaceta del Taxi
346 - El Poder de las grandes potencias IV
LAS MAYORES GESTORAS DE FONDOS DEL MUNDO
BLACKROCK
Y VANGUARD ASSET MANAGEMENT
¿los verdaderos dueños del mundo?
He hablado
mucho de las potencias mundiales y su capacidad para transformar el Orden
Internacional en contextos geopolítico. Actualmente se puede observar cómo se
están utilizando herramientas bélicas para ejecutar invasiones territoriales, o
cómo mediante estrategias diplomáticas, se libran guerra comerciales y
arancelarias que suponen un severo desafío para los gobiernos.
Si embargo, en la actualidad, más allá de
los conflictos armados o las tensiones diplomáticas, existe un poder silencioso
pero abrumador, coexiste un
conjunto de actores que, aunque menos visibles, tienen una influencia aún más
significativa en el nuevo Orden Internacional: las grandes gestoras de fondos de inversión que se les considera «dueños
del mundo» porque realmente son dueños a nivel financiero. Estas entidades,
con participaciones en todos los sectores y mercados, gestionan activos por
valor de billones de dólares, otorgándoles una capacidad de influencia que
supera incluso la de algunos gobiernos.
Tienen participaciones en casi todas las multinacionales y empresas
clave del planeta, controlan del 75% al 90% del mercado sector tras sector: tecnología, telecomunicaciones,
energía, banca, medios, vivienda, transporte, sanidad, farmacéuticas, líneas
aéreas, prensa, etc. Su influencia no se limita a lo financiero; también
inciden en políticas públicas, regulaciones y decisiones estratégicas a nivel
global. El economista independiente y premio Nobel Joseph Stiglitz, argumenta en su libro que “conforme sube el poder de mercado de los
mastodontes corporativos, aumenta también la capacidad para influir en un
sistema político donde manda el dinero”.
A nivel mundial estás son las principales gestoras del mundo que gestionan un patrimonio de 128
billones de dólares. Por orden de menor a mayor; Capital
Group (1931), la alemana Allianz Group (1830), la francesa Crédit Agricola,
Goldman Sachs, J.P. Morgan AM, Morgan Stanley (1935), State Street Gobal
Advisors (1978), la suiza UBS Group (2023), Fideklity Investments, Vanguard Asset Management (1976), BlackRock.
Periódico digital Expansión 24-09-2024 con el titular:
BlackRock, Vanguard, Capital Group y Fidelity controlan 90.000 millones en el
Ibex- (el mayor accionista del IBEX 35)
Estas grandes corporaciones financieras,
denominadas “tiburones
de los mercados” o “ciber colosos”, han absorbido gran parte del tejido empresarial
erosionando el mercado competitivo. En los entresijos de este variopinto
enjambre inversor, representan los pilares de la nueva economía global,
invierten, diversifican riesgos bajo criterios propios, alejados del control
democrático y, en muchos casos, sin una regulación efectiva. Su poder no reside
únicamente en el capital que mueven, sino también en su presencia dentro de los
consejos de administración de todas aquellas grandes empresas de todos los
sectores.
Al controlar empresas clave de sectores estratégicos,
estas entidades poseen un poder que muchos gobiernos no alcanzan. Su influencia
se extiende a políticas públicas, estrategias corporativas, regulación
financiera e incluso a la toma de decisiones gubernamentales.
Por
consiguiente, se entiende que, las megacorporaciones inversoras de fondos,
tienen una influencia enorme sobre las Bolsas económicas y de valores del mundo. Su peso es
tan grande que pueden mover los mercados y afectar los precios de las acciones
a nivel global y todo porque son los principales accionistas de las
multinacionales, de grupos empresariales y, de empresas más pequeñas. La
mayoría de empresas que conocemos pertenecen a los mismos grupos empresariales
y que al invertir o controlar estos grupos de forma indirecta, también
controlan las otras. Así, se hacen con casi todo el mercado en todos los
sectores, llegando a todas las empresas, por lo tanto, tienen un impacto a
nivel global muy grande. A medida que estas conexiones se fortalecen, se genera
un círculo donde unas pocas entidades tienen un control significativo sobre los
mercados globales, lo que plantea debates sobre monopolio
y regulación.
Este fenómeno
ha generado una centralización del poder económico sin precedentes, dando lugar
a un neocapitalismo en el que la riqueza y el poder se concentran en pocas
manos. Aunque estas inversiones fomentan el crecimiento económico, los
beneficios no se distribuyen equitativamente, lo que ha contribuido al aumento
de la desigualdad, al deterioro del Estado de bienestar, al aumento del precio
de las viviendas y, a la intermediación del transporte urbano.
BlackRock, posee el 88% de las acciones de las quinientas mayores empresas estadounidenses,
presenta el ejemplo más claro de este poder concentrado. Tiene acciones en
empresas como Apple, Microsoft, Amazon,
Coca Cola, Pfizer, JP Morgan, Uber o McDonald’s. No solo influyen en sus
decisiones estratégicas, sino que también disponen de herramientas tecnológicas
avanzadas como Aladdín, (software para la gestión de carteras)
plataforma de inteligencia artificial (BGF Next Generation Technology Fund) capaz de
analizar riesgos, anticipar crisis y tomar decisiones de inversión en cuestión
de segundos. Esto les permite operar con una ventaja estructural frente a otros
actores del mercado, incluyendo los gobiernos y los pequeños inversores. El
impacto de estas decisiones es inmediato: si un fondo invierte en un sector,
las acciones suben; si retira capital, el mercado cae. Así de simple. La
inestabilidad financiera generada por esta concentración de poder es, por
tanto, un riesgo real y creciente para las economías nacionales.
Tengo que recordar que, en el año 2008, todo estaba preparado para una nueva generación de negocios en
Internet que, rompería la frontera entre el mundo digital y el mundo físico. La economía colaborativa consistió en
una nueva oleada de compañías de Internet que construyeron sitios web y
aplicaciones móviles (plataformas de Internet) para facilitar las transacciones
realizadas en el “mundo real”, como compartir viajes o hacer recados, sufriendo
una mutación que se realiza dentro de un contexto totalmente diferente cuya
etiqueta se cambia una vez que se han introducido en los mercados económicos. De
hecho, la economía global puede ser el mayor truco de ilusión que se haya hecho
a los ojos de la gente de todo el mundo. Para entender lo que realmente está
sucediendo, vean el documental de Tim Gielen de una hora de duración, "MONOPOLY:
Quien es el dueño del mundo?".
La BBC en una
entrevista efectuada a Garlotte Slaiman, directora de Política de
Competencia en la organización estadounidense Public Knowledge (conocimiento
público), comento que la gente en todo el mundo, está dándose cada vez más
cuenta de que el poder de estas grandes compañías está causando muchos y
diversos problemas, donde muchos gobierno en la actualidad, piensan que no juegan limpio, que la idea que
vendieron en un primer momento del boom tecnológico, fue que debían permitir que la innovación
evolucionara libremente, sin ataduras
legislativas y menos aún regulatorias,
sin embargo, este crecimiento de
poder y la equidad económica con prácticas monopolísticas, trato desfavorable a
los productos de la competencia a través de las plataformas digitales, uso
abusivo de los datos de los cliente y adquisición o eliminación de todas las
pequeñas empresas con potencial de amenazar su hegemonía (BBC Mundo 18 de
noviembre 2020), los gobiernos han empezado a entender la gran capacidad de
presión que ejercen en las legislaciones para favorecer sus intereses. Ante esta situación, intentan
poner límites al poder en la posición de las grandes
empresas inversoras y tecnológicas, que se han vuelto dominantes en la era del
capitalismo digital.
Por tanto, el
discurso de la innovación sin regulación que predominó con el auge tecnológico ha demostrado ser
ingenuo. Hoy, Los gobiernos comprenden que el crecimiento exponencial de estas
corporaciones y sus prácticas monopolísticas deben ser limitados. La Unión
Europea ha comenzado a legislar en este sentido (Ley de Servicios Digitales y Ley de Mercados Digitales), aunque para muchos observadores -
y para quién escribe- estas medidas llegan tarde. En países como España, la
regulación ha sido ambigua o insuficiente, dejando espacios para
interpretaciones que favorecen a estas mega corporaciones actuar como si no
pasase nada. Los Tribunales han sido quienes han puesto el acento
en diferentes sentencias para que los gobiernos, “central y autonómicos”
garantizasen la seguridad jurídica. Sin embargo, las consecuencias han sido
devastadoras en sectores como el transporte urbano (por ejemplo, el taxi) o, el
inmobiliario.
Resumiendo, las principales gestoras de inversión del mundo -BlackRock, Vanguard, Fidelity, Allianz, JP Morgan, entre otras- manejan
un patrimonio superior a los 128 billones de dólares. Estas entidades no solo manejan
dinero; manejan influencia, acceso y poder. Sus ejecutivos participan en foros económicos globales, universidades, think tanks y gobiernos. Sus vínculos con
organismos como bancos centrales o ministerios de Hacienda, evidencian su
capacidad para moldear las reglas del juego. Este poder económico se traduce en un control silencioso pero efectivo
sobre las decisiones que afectan nuestra vida diaria: desde el precio de la
vivienda, la sanidad residencia geriátricas, el transporte, hasta las políticas
energéticas o el acceso a servicios digitales, etc. Pero la
pregunta lógica es ¿hay sitio en el mercado para tanto gigante?
Ante este panorama, es fundamental que la ciudadanía europea y las
instituciones comprendan la magnitud de este poder y, que se promueva una
regulación seria y global que recupere el equilibrio entre mercado y
democracia. De lo contrario, correremos el riesgo de vivir en un mundo
donde el poder ya no resida en los parlamentos, sino en los despachos de los
grandes fondos de inversión.
Cita: El capitalismo solo es posible
gracias a la división entre lo económico y lo político, lo que hace que sea
fundamentalmente antidemocrático, por tanto, los
gigantes financieros y tecnológicos que están profundamente entrelazados,
seguirán marcando el futuro de la economía global en detrimento de la
democracia. Manu Sánchez. (Nonagésima entrega 24 de junio de 2025) -
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