Núm. 351 diciembre 2025 La Gaceta del Taxi
TECNOLOGIA, MOVILIDAD Y TRANSPORTE
En este artículo, aterrizamos en Europa que, según mi
criterio, se estaba quedando visiblemente rezagada, siendo la gran desaparecida
en inversión para la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías; innovación,
tecnificación y por supuesto en la falta de una gran bolsa de valores que impulse
la inversión tecnológica. Un claro y simple ejemplo, lo encontramos en la
alta dependencia en las cuentas
de correo electrónico, donde un 90% de los europeos tenemos una
cuenta de Gmail, de Hotmail o, de Yahoo, dependientes de las plataformas
americanas. Cuentas de correos, que como muy bien sabemos, nos permiten
conectar con nuestras administraciones públicas para realizar diversas
gestiones administrativas, sin embargo, yo soy más partidario de que este tipo
de contacto hubiese sido mejor con una cuenta de correo europea. Pero no
existe……... O, inclusive si hablamos de los teléfonos móviles, casi todos
ellos, con sistemas operativos de versión americana. En fin, desde que irrumpió
la revolución tecnológica en los europeos siempre nos han trasladado que la
tecnología llegaba para quedarse, sin embargo, en el área del transporte
urbano, nos omitían que dicha irrupción traía bajo el brazo muchas sombras.
Antonio M Figueras (periodista y
escritor) escribió un artículo en la revista “Escudo Digital” con fecha
6 de marzo de 2025, indicando que la UE., afronta obstáculos estructurales y
normativos que limitan su capacidad para liderar sectores estratégicos como la
inteligencia artificial (IA), los mercados digitales y la protección de datos.
Por otra parte, según un estudio realizado por la Fundación para el
Avance de la Libertad (Fundalib), en colaboración con European Policy
Información Center (Epicenter), coloca en el centro del
foco, la ausencia de líderes tecnológicos europeos y la falta de inversión en
I+D, factores que han propiciado que Europa dependa de proveedores externos
(americanos, chinos, etc.) aplicables en sectores estratégicos.
Carmen Colomina Saló, en uno de los artículos del libro “la desinformación
en la UE: regulación geopolítica y medios”, argumenta que la UE., ha
intentado construir en la última década un modelo propio de regulación
digital y de relación con las grandes plataformas tecnológicas. Ha
sido un proceso de prueba y error; de relaciones asimétricas con los grandes
poderes digitales de aproximaciones y percepciones de riesgo distintos entre
los Estados Miembros y en un momento de máxima conflictividad geopolítica en
las fronteras exteriores de la Unión”.
En la actualidad, dado el fuerte ritmo del desarrollo tecnológico en la
base de esa transformación, hay un ecosistema digital en rápida evolución que
transita por la tecnología interconectada: la informática de alto rendimiento y
la computación en la nube, el análisis del big data y la Inteligencia
Artificial, la robótica y el 5G.
La UE., ante la creciente
automatización y la oligarquía tecnológica de las plataformas disruptivas,
seguía intentando garantizar a través de normas comunes, regular dichos avances
para no verse afectada que le
hiciera perder su soberanía. Sin embargo, regular por regular no es
suficiente y, menos aún, la mejor manera de hacer frente a todo este avance
tecnológico. No se puede tener soberanía física sin tener soberanía digital.
Nuestra democracia no puede ser una mera interfaz donde el poder inversor
tecnológico crea que el mundo debe ser gobernado por los algoritmos.
Frente a este panorama, la UE
centrándome en relación con el transporte, tan solo ha ofrecido un lugar
preferencial a la elaboración de normas y reglamentaciones en el
desarrollo y manteniendo de redes de transporte y en los acuerdos
internacionales para llevar a cabo niveles únicos de libertad y facilidad para
que el mismo pudiera cruzar las fronteras de los EE.MM. Estas normas, sus inicios hacen
referencia a una política de transporte que forma parte de la política común de
la Unión Europea desde hace más de treinta años, proceso que fue iniciado por la
Comisión Europea con la publicación del primer Libro Blanco europeo
de transporte “la política común de transporte” publicado
en diciembre de 1992, centrándose en la apertura del mercado del transporte a
la competencia, eliminando todas las barreras restantes entre modos de
transporte y sistemas nacionales favoreciendo el proceso de integración y,
abriendo las puertas de par en par, facilitando el surgimiento de operadores
multinacionales y multimodales con la creación de la Red Transeuropea de Transporte.
La exigente transformación de la
movilidad urbana que surgía imperante internacionalmente, también crecía
igualmente a un ritmo acelerado en Europa, que no tuvo más remedio que
redefinir su estrategia de movilidad a pasar a una movilidad sostenible e
inteligente en la mejora de la eficiencia, la accesibilidad y sostenibilidad
del transporte, abarcando cinco ámbitos clave para el futuro de todos los
ciudadanos: “competitividad, regulación digital, energía, comercio y
transporte”.
Con estos cinco puntos citados,
justificaba que se daba un eficaz impulso a la digitalización en el transporte,
la electrificación y la implantación de la movilidad conectada y automatizada
con la creación de un espacio europeo de datos de manera eficiente. Estos datos
facilitarían la toma de decisiones en el desarrollo de los servicios de movilidad inteligente: promoviendo desarrollos
en transporte público, electromovilidad, infraestructuras de recarga y sistemas
intermodales, priorizando planes de movilidad urbana en las 424 principales
ciudades desde 2025, con obligaciones de carriles bici, zonas de bajas
emisiones y planificación integrada con taxis y VTC.
Por
consiguiente, la Comisión en el año 2024
seleccionaba 134 proyectos de transporte destinando más de 7000 millones de euros en subvenciones
con cargo al Mecanismo «Conectar Europa» (MCE), un instrumento de la UE., para la
inversión estratégica en infraestructuras, cuyo objetivo es ofrecer
servicios innovadores en relación con los distintos modos de transporte y sus
conexiones (red transeuropea de transporte ferroviario y por carretera, puertos
marítimos y gestión de tránsito aéreo concierto único europeo y zonas urbanas), con el fin de gestionar mejor los servicios inteligentes de transportes (STI),
mejorar la información para los usuarios y hacer que el transporte sea más
seguro y coordinado.
A principios del año 2025, por fin, Europa despierta de su letargo, la presidenta
de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, anunció dos ambiciosos
planes en financiación pública y privada con una dotación de €200.000
millones para impulsar la
inteligencia artificial, junto con otra partida de 2800 millones de euros adicionales destinada a
94 proyectos, incluidos hubs intermodales, actualizando redes TENT-T (ejes principales y secundarios) para 2030/2050
EUR-Lex, con impulso de innovaciones digitales viales (ITS, interoperabilidad
entre países). Una apuesta, Green Deal, SSMS, integrada y multimodal con
un especial énfasis en la búsqueda de reducir el 90% de las emisiones del
transporte para 2050.
Por tanto, la Unión Europea ante su
retraso, trata de reducir la dependencia de EE.UU., y
China, con proyectos como el “Chips Act europeo”, que pretende estar a la altura
como potencia mundial, aun a sabiendas que se enfrenta a desafíos cada
vez más grandes para mantener una posición de potencia mundial en un mercado cada vez más interconectado. Y,
para ello, en 2024 aprobó dos propuestas legislativas importantes como
resiliencia interna que permitirán lidiar el desorden existente desde
diferentes frentes. Por un lado, la Ley de Servicios
Digitales (DSA) convertida en la principal herramienta y la primera
de carácter regulatorio fuerte de la UE, con una clara apuesta por la adopción
de mecanismos de control, tasadora, y denuncia de actividades o servicios
ilícitos que puedan prestarse en línea y, por supuesto con capacidad
sancionadora, en situaciones de
infractoras que antes no existían, y, por otro lado, también se aprobaba una Ley de Inteligencia
Artificial (Al Act), que
pretende regular los rizos existentes en el uso de la IA, imponiendo un Código
de conducta ético, respaldado por multas millonarias a las empresas que lo
incumpla, junto con los mercados digitales, la identidad digital, los
semiconductores Chips y la gobernanza de datos, garantizan una norma europea
común bajo la misma interpretación para todos los estados miembro. -Nunca es
tarde si la dicha es buena, porque la independencia digital de Europa es crucial,
seguimos siendo un actor clave en toda esta madeja tecnológica-, debiendo
postularse en realizar más inyecciones económicas para la investigación y
desarrollo de tecnología propia, si quiere estar entre las primeras posiciones
como potencia mundial. No podemos seguir dependiendo de proveedores
tecnológicos de otros continentes, porque podría convertirse en un mercado
dominado de inversores
extranjeros de otras potencias del mundo, en lugar de ser un inverso global
fuerte. Por consiguiente, si Europa no protege su autonomía en tecnología
propia (innovación y desarrollo), financiera y de producción, podríamos estar
en un serio peligro, incluso afectando al poder político. Es mi opinión una
opinión más.
Cita: Lo importante no es que te equivoques o que
aciertes, sino que las pérdidas que obtengas cuando te equivoques sean
ampliamente compensadas con los beneficios que obtengas cuando aciertes.
Nonagésima quinta entrega
27 de noviembre de 2025. (1449)